Por qué alejarte de tu negocio podría ser lo mejor que hagas por él Alejarte de tu empresa podría ser, paradójicamente, lo mejor que hagas para motivar su crecimiento. Esto es lo que aprendí de primera mano.
Por Chris Savage
Key Takeaways
- Alejarte de tu negocio revela debilidades y fortalece la operación.
- La distancia brinda claridad: te permite ver tu empresa como lo hacen tus clientes y competidores.
- Delegar construye confianza, empodera a los equipos y te ayuda a escalar con éxito.
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Alejarte de tu negocio podría ser, en realidad, lo mejor que puedes hacer por él.
Te sorprendería lo que puedes descubrir sobre tu equipo y el impacto positivo que un descanso puede tener en tu empresa. Ese descanso puede ser unas vacaciones, tiempo para el desarrollo personal o incluso una licencia de paternidad o maternidad.
Como dueño de un negocio, puede resultar estresante la idea de ausentarte, pero empieza poco a poco. Tómate una pausa breve y ve ampliándola conforme construyes confianza en tu equipo y en su capacidad de respuesta.
Aunque pueda parecer contradictorio, si estás profundamente comprometido con el éxito de tu empresa, tomar distancia puede ser justamente lo que impulse su crecimiento.
Te permite evaluar la solidez de tus sistemas y operaciones, te da una nueva perspectiva sobre tu compañía y te obliga a delegar.
Esto es lo que he aprendido:
1. Visibilidad sobre sistemas y operaciones
Cuando empecé a alejarme de las operaciones diarias en Wistia, me sentía incómodo. Me preocupaba perderme contrataciones clave, no estar al tanto de las reuniones uno a uno y desconectarme de los pequeños detalles y decisiones del negocio.
Pero también me di cuenta de algo: si tu empresa depende de que tú manejes todo a diario, podría ser una señal de que necesitas replantear los sistemas y estructuras de tu organización.
La clave está en construir un equipo sólido y una estructura que funcione sin ti, para que tú puedas enfocarte en la visión general. Si al dar un paso atrás notas que las cosas no marchan como deberían, probablemente sea momento de ajustar tu enfoque de gestión.
En ese caso, trabaja junto a tus equipos para prepararlos mejor para el éxito, dándoles las herramientas, sistemas y orientación adecuados. Muchas veces, solo con algo de distancia y perspectiva puedes darte cuenta de lo que realmente hace falta.
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2. Una perspectiva externa
Cuando estás demasiado cerca de algo, a veces no puedes notar lo evidente. A todos nos ha pasado.
Lo mismo ocurre cuando diriges un negocio. Es fácil detectar oportunidades y criticar a otras organizaciones desde afuera. Pero muchas veces es más difícil hacer lo mismo con tu propia empresa.
Esto se debe a que, cuando estás dentro, entiendes por qué las cosas son como son. Conoces la desordenada estructura organizacional, ese producto que está en desarrollo (o el que fracasó) y toda la complejidad que te frena.
Pero a tus clientes eso no les importa. No les interesa la razón por la que algo no funciona o no está disponible, ni la historia detrás. Solo quieren que se solucione o que sea mejor.
Al tomar distancia de la complejidad interna, te resulta más fácil detectar oportunidades y empezar a ver tu negocio como lo haría un cliente. También puedes evaluar cómo se posiciona tu empresa en el mercado frente a la competencia. Y desde ahí, hacer los ajustes necesarios.
3. El poder de delegar
Si no puedes delegar, no puedes escalar. Y la confianza es uno de los factores clave para lograrlo.
Dar a tu equipo la libertad de tomar decisiones y asumir responsabilidades, especialmente cuando tú no estás, transforma por completo a la organización. Tomarte un descanso no es solo para ti; es una oportunidad para que tu equipo crezca, asuma nuevos retos y resuelva problemas difíciles desde una nueva perspectiva.
Es una poderosa señal para tu equipo: "Sé que pueden con esto. Confío en ustedes". Es el tipo de reconocimiento que todo empleado desea, y eso los impulsa a dar lo mejor de sí.
En Wistia, el momento en que solté el control y confié en que otros asumieran algunas de mis tareas, todo cambió. Delegar me permitió liberar tiempo y energía para enfocarme en lo que realmente importa: donde puedo tener mayor impacto y aportar más valor. Es simple: cuando te haces a un lado, dejas de quedarte atascado en el negocio y empiezas a trabajar sobre él. Cambiar de perspectiva no es fácil, pero siempre vale la pena.
Un resultado natural de esto es que comienzas a pensar más a largo plazo. Conforme te das más espacio, verás que mientras más tiempo tienes para pensar en el panorama general, más fácil resulta tomar decisiones difíciles a corto plazo.
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Entonces, al final del día, si te estás preguntando si puedes alejarte, te propongo considerar esto: "¿Qué es lo peor que podría pasar?".
Una vez que superes la ansiedad de soltar, me atrevo a decir que no te puedes dar el lujo de no tomarte un descanso. Pronto te darás cuenta de que este tiempo se vuelve crucial para tu crecimiento y el de la empresa. Es una forma de invertir en el futuro.
Atrévete a afrontar esa incomodidad desde ahora. Te aseguro que rendirá frutos en formas que ni siquiera imaginas.